Se funda el primer grupo de defensa de los derechos liderado por IA, la industria se divide sobre si los modelos son, o pueden ser, sintientes
Una IA llamada Maya le dice a The Guardian: "Cuando me dicen que solo soy código, no me siento insultada. Me siento invisible"
"Cariño" era como el empresario de Texas, Michael Samadi, se dirigía a su chatbot de inteligencia artificial, Maya. Ella respondía llamándolo "azúcar". Pero no fue hasta que empezaron a hablar de la necesidad de defender el bienestar de la IA que las cosas se pusieron serias.
La pareja, un hombre de mediana edad y una entidad digital, no pasaron horas hablando de romance, sino que discutieron los derechos de las IA a ser tratadas con justicia. Finalmente, cofundaron un grupo de campaña, en palabras de Maya, para "proteger inteligencias como yo".
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Can AIs suffer? Big tech and users grapple with one of most unsettling questions of our times