Delay Repay es un éxito tan hermoso y rugiente que me emociona sinceramente por un servicio que llega tarde. Que los encargados de esto dirijan el NHS, digo yo.
¿Quién dice que Gran Bretaña está rota? No yo. No aquí, al menos. Aquí es donde trato de celebrar lo que es bueno sobre el país al que llamo hogar. En este espíritu, ofrezco un servicio más o menos gratuito en el punto de uso que nunca me decepciona. No puede haber un servicio más eficiente como este en toda la tierra. Estoy seguro de que es admirado en todo el mundo. Se trata de los ferrocarriles. Es Delay Repay.
Después de un poco de jaleo para configurar tu cuenta, automáticamente, como por arte de magia, recibes un premio en efectivo si tu tren se retrasa. Bueno, es compensación más que premio, pero sigue siendo algo hermoso. En los servicios que uso con más frecuencia - LNER, Avanti West Coast y GWR -, generalmente compro billetes sencillos, y recibo un cuarto del precio si se retrasa quince minutos, la mitad del precio del billete si se retrasa media hora, y todo si se retrasa una hora completa. Y es tan rápido. Si tu tren no está a tiempo, el dinero entra en tu cuenta, justo a tiempo. Hace que la demora sea mucho más soportable; incluso interesante. Me encuentro deseando que pase el límite de los 15 minutos. A medida que el tiempo transcurre, comienzo a molestarme por la demora, de la forma tradicional. Pero luego, si la demora se alarga y el mágico límite de los 30 minutos comienza a verse, la emoción aumenta. Debería decir que una gran proporción de trenes demorados parecen llegar justo 29 minutos tarde. Hmm. Cruel. Pero si superas el límite de los 30 minutos y medio billete de vuelta, no puedes evitar esperar con ansias el premio gordo, la hora completa. Traélo. Los entusiastas de Delay Repay a bordo comienzan a intercambiar miradas. Y luego llega el momento: has alcanzado la hora. Estás recuperando todo. Debería haber una sirena o algo, abrazos, todo.
theguardian.com
Thanks to this unsung, magic compensation scheme, I now relish a delayed train | Adrian Chiles
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